Son reacciones a determinadas situaciones, que se vivencian con una conmoción en el estado de ánimo, las mismas pueden ser positivas (placenteras) o negativas (desagradables), y estar acompañadas de cambios orgánicos o corporales. Estos se caracterizan por una elevada actividad fisiológica, especialmente del sistema nervioso tales como: sudoración excesiva, aumento de los latidos del corazón, tensión muscular, además de activarse otros sistemas como el hormonal y el autoinmune entre otros.
También puede reflejarse en expresiones faciales o motoras como movimientos, posturas, cambios de la voz etc.
Ansiedad.
Es una emoción natural, presente en todas las personas que, bajo condiciones normales, mejora el rendimiento y la adaptación al medio social, laboral o académico. Cumple la función de ponernos alerta ante una posible amenaza o riesgo, neutralizarlo, asumirlo o afrontarlo adecuadamente. Sin embargo, cuando sobrepasa ciertos límites, la ansiedad se convierte en un problema de salud, convirtiéndose en una experiencia desagradable que impide el bienestar e interfiere en las diferentes actividades.
No sólo está presente en los llamados trastornos por ansiedad como pánico, agorafobia, fobia social, obsesiones o ansiedad generalizada entre otras, sino que además es un componente importante de otros problemas como: de alimentación, sexuales, de relaciones personales, dificultades de rendimiento intelectual, molestias físicas etc. Por ello es primordial conocer las manifestaciones de ansiedad o síntomas, las más frecuentes son:
A nivel cognitivo-subjetivo:
• Preocupación.
• Temor.
• Inseguridad.
• Dificultad para decidir.
• Miedo.
• Pensamientos negativos sobre uno mismo o sobre nuestra actuación ante los otros.
• Temor a que se den cuenta de nuestras dificultades.
• Temor a la pérdida de control.
• Dificultades para pensar, estudiar o concentrarse.
• Sudoración.
• Tensión muscular.
• Palpitaciones y aumento de los latidos del corazón.
• Temblores.
• Molestias en el estómago.
• Dificultades respiratorias.
• Sequedad de la boca.
• Dificultad para tragar.
• Dolores de cabeza. • Mareos.
• Nauseas.
A nivel motor u observable:
• Evitar situaciones temidas.
• Fumar, comer o beber en exceso.
• Intranquilidad motora: movimientos repetidos, rascarse, tocarse.
• Ir de un lado a otra sin una finalidad concreta.
• Tartamudear.
• Llorar.
• Quedarse paralizado.
Algunas pautas para modificar el comportamiento alimentario en casos de ansiedad:
• Distinguir entre sensación de ansiedad y hambre.
• Realizar las cuatro comidas diarias, respetar los horarios de cada una y no saltearlas
• Comer sentado en la mesa, tranquilo y ordenado.
• Levantarse de la mesa en el momento en el que se ha terminado de comer.
• Planificar los menúes con tiempo para poder prepararlos adecuadamente.
• Preparar una lista de actividades que se pondrán en práctica cuando se sienta ansioso
• Aprender a relajarse para evitar las tensiones que primero crean ansiedad y luego conducen a una sobre ingesta.
1 comentario:
Excelente enfoque , tratar la Ansiedad como una Emoción y no como una enfermedad o trastorno.
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